miércoles, 26 de diciembre de 2012

Querido 2012:
Llegaste igual que te vas, con 12 uvas mal comidas y algún que otro atraganto.
Aquí, todo sigue igual. Aunque todo ha cambiado.
Yo ya no sé qué inicial busco.
Este año he aprendido que los recuerdos pueden ser lo más feliz de esta vida o lo más doloroso que puede existir. Y aún así, mi presente es un continuo de recuerdos. Ahora sé que es eso de “hasta que no lo vives no sabes lo que es”.
Ahora sé que quiero encontrar personas que merezcan la pena, que las hay, pero también las hay que no. Todo es relativo. Ahora, si me preguntas por la vida, te diría que creo en el destino, en el karma y en que todo pasa por alguna razón.
He medido el tiempo, los besos, los paseos, el frio, los viajes y la lluvia en canciones olvidadas.
He aprendido que organizar planes ilusiona más que llevarlos a cabo. He hecho fotos a desconocidos. He imaginado vidas. Me he equivocado y me he arrepentido.
Me he aprendido las capitales de muchos países y he decidido que cuando tenga un gato tendrá el nombre de algún lugar del mundo.
Me he dado cuenta de que la vida puede ser una puta mierda o puede ser lo más hermoso (relativo), pero en cualquier caso, la vida es una grandísima hija de puta.
He intentando cambiar las cosas malas que tenía, no sé con qué éxito o fracaso. He tenido buenas ideas que no he llevado a cabo. Me he operado de una parte de mi cuerpo como una valiente cogida de varias manos. Me he bañado en fuentes. Me he hecho una foto en el kilómetro 0. Y he hecho muchos kilómetros. He conocido a mucha gente, aunque pocas entran en la lista de “personas para no olvidar”.
He llorado por echar de menos. He echado de menos continuamente y sigo haciéndolo.
He andado a la pata coja, roto más de un vaso y he mirado al cielo noches de verano y de invierno. He rezado y he hecho promesas.
Ahora sé que la distancia hace el olvido solo si tú quieres y que el tiempo se esfuma como el humo de un cigarro entre unos labios cansados de besar. Que en la vida sobran las indirectas y que hacen faltan cojones para ser claros. Que todo es difícil y que lo que tú quieres nunca es fácil.
Este año, he tenido bolsillos donde meter mis manos, manos a las que agarrarme, y hombros dónde apoyarme.
Querido 2012, te diría que el prólogo de mi vida podría ser ese dicho de “la vida da muchas vueltas”, porque sí, la vida da muchas vueltas.
Y ya está, 2012, esta canción se ha acabado y también tu tiempo.
Me despido de ti con todo el amor y cariño que tú me has dado.
 
Por y para siempre.
R.