Querido 2012:
Llegaste igual que te vas, con 12
uvas mal comidas y algún que otro atraganto.
Aquí, todo sigue igual. Aunque todo ha
cambiado.
Yo ya no sé qué inicial busco.
Este año he aprendido que los
recuerdos pueden ser lo más feliz de esta vida o lo más doloroso que puede
existir. Y aún así, mi presente es un continuo de recuerdos. Ahora sé que es
eso de “hasta que no lo vives no sabes lo que es”.
Ahora sé que quiero encontrar
personas que merezcan la pena, que las hay, pero también las hay que no. Todo es
relativo. Ahora, si me preguntas por la vida, te diría que creo en el destino,
en el karma y en que todo pasa por alguna razón.
He medido el tiempo, los besos,
los paseos, el frio, los viajes y la lluvia en canciones olvidadas.
He aprendido que organizar planes
ilusiona más que llevarlos a cabo. He hecho fotos a desconocidos. He imaginado
vidas. Me he equivocado y me he arrepentido.
Me he aprendido las capitales de
muchos países y he decidido que cuando tenga un gato tendrá el nombre de algún lugar
del mundo.
Me he dado cuenta de que la vida
puede ser una puta mierda o puede ser lo más hermoso (relativo), pero en
cualquier caso, la vida es una grandísima hija de puta.
He intentando cambiar las cosas malas
que tenía, no sé con qué éxito o fracaso. He tenido buenas ideas que no he
llevado a cabo. Me he operado de una parte de mi cuerpo como una valiente
cogida de varias manos. Me he bañado en fuentes. Me he hecho una foto en el
kilómetro 0. Y he hecho muchos kilómetros. He conocido a mucha gente, aunque pocas entran en la lista de “personas para no olvidar”.
He llorado por echar de menos. He
echado de menos continuamente y sigo haciéndolo.
He andado a la pata coja, roto
más de un vaso y he mirado al cielo noches de verano y de invierno. He rezado y
he hecho promesas.
Ahora sé que la distancia hace el
olvido solo si tú quieres y que el tiempo se esfuma como el humo de un cigarro
entre unos labios cansados de besar. Que en la vida sobran las indirectas y que
hacen faltan cojones para ser claros. Que todo es difícil y que lo que tú
quieres nunca es fácil.
Este año, he tenido bolsillos donde
meter mis manos, manos a las que agarrarme, y hombros dónde apoyarme.
Querido 2012, te diría que el
prólogo de mi vida podría ser ese dicho de “la vida da muchas vueltas”, porque
sí, la vida da muchas vueltas.
Y ya está, 2012, esta canción se
ha acabado y también tu tiempo.
Me despido de ti con todo el amor
y cariño que tú me has dado.
Por y para siempre.
R.